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El amianto, también llamado asbesto, es un grupo de minerales de naturaleza fibrosa, esto es, que se puede deshacer en fibras cada vez más pequeñas, no observables a simple vista hasta el punto de que pueden ser respirables. Los asbestos se clasifican dentro de las serpentinas, que configuran fibras curvadas y dentro de las anfíboles, que forman fibras rectas más peligrosas. Asimismo, comparten la unidad básica SiO4 con otros silicatos. Este material está considerado como cancerígeno y está prohibido en España desde 2002.
Cabe destacar que el 95% de la mortalidad por exposición al amianto no se registra como patología de origen laboral. Según la Agencia Internacional para la Investigación sobre el Cáncer (IARC), entre el 80 y 85% de los casos de mesotelioma pleural son debidos a exposiciones laborales. El resto son causados por exposiciones ambientales al amianto, por ejemplo, las que padecieron los vecinos de las fábricas donde se manipulaba amianto o las familias de los trabajadores de esas fábricas. Según la IARC, entre 1.038 y 1.002 muertes de las que se produjeron en ese periodo por mesotelioma se debieron a exposición laboral al amianto, es decir, serían casos de enfermedad profesional. Durante ese periodo, solo se han reconocido 50 casos, 49 en hombres y uno en mujeres. Según los organizadores, se debería aprender del caso del amianto para actuar frente a riesgos emergentes, como las exposiciones a disruptores endocrinos.
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